En mis trabajos no hay contenidos nuevos o viejos, en toda la pintura sucede lo mismo, pero el valor es que de algún punto siempre nace una nueva forma de abordarlos, después de siglos de pinturas, hay muchas que nadie hizo, es por eso que me apuro y trato de hacer algunas de esas pinturas que todavía faltan.
El espectador que se para frente a una obra mía o de cualquier otro artista, tiene su vida, demasiado en la mira, como para sugerirle como debería leerla, es intercederlo innecesariamente… que disfrute de la contemplación. Yo creo y realizo. Estamos en distintos planos.
Asumir que lo que hacemos son artes visuales, es básico y es bueno, considero que no hay peor obra que aquella que requiere del artista ahí parado como un decodificador, explicando procedimientos y cualidades embrolladas para poder leerlas, la mayoría de las obras del mundo, están destinadas a permanecer ahí solas, la mayor parte del tiempo.
No estoy en contra de las evoluciones comunicativas de estos tiempos, pero los catálogos no son la obra, son tan solo un complemento.
Texto tomado de Bola de Nieve - boladenieve.org.ar