La obra de Sofía Reyes (Bogota 1982) puede ser interpretada como un campo de batalla entre el ruido y el silencio de la representación. No de la representación como un estado retiniano del pasado sino como una acción reivindicativa del discurso del caos. Haciendo uso de diversos soportes y lenguajes estéticos, desdibuja los límites entre la memoria propia y la memoria-colectiva-virtual trivializada por los nuevos códigos de comunicación producto de la globalización-internet. Es así como Sofía redefine permanentemente sus recuerdos, disolviéndolos dentro del imaginario viral del meme o de la pornografía.
“Los fantasmas no prolongan los organismos en lo imaginario; topologizan la materialidad del cuerpo. Es preciso, pues, liberarlos del dilema verdadero–falso, ser–no ser […] y dejar que realicen sus danzas, que hagan sus mimos” Foucault, Theatrum Philosophicum
Texto por : José Fernando Aramburo