Descubriendo: Cabo & Bonet
Alejandro Cabo (b.1942, Medellín - 2019, Bogotá) & Rubén Bonet (b. Barcelona, 1967)
"El hecho de encontrar hermosos un cristal o una amapola significa que estamos menos solos, que estamos insertos en la existencia mucho más profundamente de lo que el curso de una vida sola nos llevaría a creer"
Jhon Berger
Alejandro Cabo fue un artista integral. Su larga trayectoria incluye la ejecución de obras en vitral, cerámica, pintura, dibujo, y especialmente el diseño y manufactura de mobiliario. Con modestia llegó a definirse a sí mismo simplemente como un carpintero. Los dibujos y pinturas escogidas en esta muestra, recorren con libertad varias etapas de su carrera, definidas por la figuración libre, el expresionismo, la lírica poética, como también por una crítica a las estructuras de poder, caracterizadas por el antimilitarismo, la marginación animal, las referencias a la diversidad natural, el pasado precolombino, y en general por una evidente e inequívoca defensa de la vida.
En su obra encontramos alusiones simbólicas directamente alegóricas y que van más allá de lo evidente, como sus animales escogidos -el cerdo, la paloma-, y referencias a elementos cosmológicos concretos y universales, como la luna y el árbol del conocimiento -el árbol de la coca-, que entran en diálogo con elementos precolombinos, evidencia de una memoria doble, de una memoria viva, una memoria mestiza. En conjunto, elementos de la obra general de un artista dedicado al cultivo del espíritu y a la investigación sobre lo trascendente y lo vital.
Rubén Bonet por su parte exhibe por primera vez su obra en Colombia. Español de larga residencia en México, ha dividido su vida creativa entre el oficio de escritor y el de artista. Sus collages como las obras de Cabo, recogen elementos de las vanguardias del siglo XX. Pero mientras en Cabo es el expresionismo en su larga genealogía -que va de los pintores alemanes a (posibles) referencias a Débora Arango y Carlos Correa-, en el caso de Bonet las referencias van a Dada y a la imaginación surrealista, devota de la asociación libre, la improvisación, el azar y a explorar lo reprimido: el sueño, la muerte, el hedonismo pagano, el ritual, el sexo, la locura.
Sus obras me hacen pensar inmediatamente tanto en los collages políticos anti fascistas de Josep Renau, como en el lirismo esquizo-psicodélico de Zush. A la vez, Bonet como Francis Bacon parece aspirar a que la pintura llegue directamente al sistema nervioso, mediante una electrizante crítica radical al hiperconsumo, la explotación sexual -de todo tipo-, la producción del deseo y lo que John Berger llamaba "el glamur ciego" de la publicidad. A la vez estos collages reflejan su ya mencionada y larga experiencia vital en México: El gusto por las imágenes religiosas, el cromatismo de los alebrijes oaxaqueños, el placer visual de lo ultra barroco, y la exaltación general de la emocionalidad.
Cabo y Bonet aparecen juntos por primera vez en la escena bogotana. En el caso del primero en un intento necesario por redescubrir su obra. En el caso del segundo gracias a la colaboración del artista y antropólogo Javier X Andrade, quien por años ha seguido el trabajo de Bonet y ha hecho posible que sea reunido para esta exposición.
Santiago Rueda Fajardo