1995, Bogotá, Colombia.

Vive y trabaja en Bogotá, Colombia.

La pintura de Juan Sebastián Franco (Bogotá, 1995) propone un ensayo visual sobre la aparición y el enigma. En su obra, el acto de pintar no es un ejercicio de representación, sino de invocación. La imagen no se construye, se revela: como un secreto que emerge desde lo profundo, como un truco que se ejecuta ante nuestros ojos pero cuyo mecanismo permanece oculto. Franco no pinta lo que ve, pinta lo que presiente. Por eso, su pintura no dice: sugiere, convoca, inquieta.

Su práctica se sitúa en la intersección entre el inconsciente, la teatralidad y la magia. En ella, lo pictórico funciona como un escenario donde se despliega el deseo de ocultarse y revelarse al mismo tiempo. El teatro, lo nocturno, el bosque: estos no son temas, sino dispositivos simbólicos que le permiten pensar la imagen como un espacio de transformación. El gesto pictórico es también un ritual, donde el lienzo deviene superficie de aparición.